Nota: el autor del presente artículo, ha sido amenazado de muerte, por su forma de pensar. Algo incómodo habrá dicho en la convulsionada sociedad de la hermana Colombia.
El decálogo del Pensamiento Crítico
1. Es un pensamiento
histórico: El sistema capitalista se presenta a sí mismo como el fin de la
historia, el mejor de los mundos, una realidad insustituible sin pasado ni
futuro y la realización plena del presente perpetuo, que siempre gravita sobre
lo mismo: sobre la producción mercantil y el consumo exacerbado. Ni antes ni
después del capitalismo se concibe la existencia de otras formas de
organización social, porque todo se sujeta al endemoniado ritmo de la
pretendida "destrucción creadora", que promete un reino eterno, aquí
en la tierra, de opulencia y derroche.
…
Para enfrentar esos
prejuicios sobre la eternidad del presente capitalista, la historia debe ser un
instrumento indispensable de análisis y reflexión que nos ayude a recuperar
otras perspectivas, que nos recuerdan que el capitalismo es sola una relación
social históricamente constituida, que no representa ni mucho menos el fin de
la historia.
2. Es un pensamiento
radical: Para develar la injusticia y la desigualdad se hace necesario ir a
la raíz misma de los fenómenos, con la finalidad de explicar sus causas
fundamentales. Esto es lo que quiere decir el término radical, hurgar en
el transfondo de los procesos, y no quedarse prisionero en el mundo de las
apariencias.
3. Es un pensamiento
anticapitalista: En sentido estricto, en la actualidad un pensamiento
radical tiene que ser anticapitalista, porque durante dos décadas se nos
anunció que el mercado perfecto se había hecho realidad tras la desaparición de
la Unión Soviética y su imposición garantizaba el crecimiento ilimitado y la
satisfacción, vía consumo, de las necesidades de todos los habitantes del planeta.
Estas mentiras han quedado hechas añicos por la crisis capitalista que se ha
extendido por el mundo desde el 2008, en la que se ha evidenciado que el costo
de la crisis la pagan los trabajadores, y los pobres, como lo estamos viendo en
la Unión Europea, modelo por excelencia del triunfalismo capitalista, pero que
hoy hace agua por todos los costados y que sitúa al mundo en la peligrosa
disyuntiva fascista de la década de 1930.
4. Es un pensamiento
abierto: Para ser radicalmente anticapitalista es indispensable apoyarse
tanto en las más diversas tradiciones revolucionarias como en el conjunto de
las ciencias y las artes. El pensamiento crítico precisa del dialogo permanente
con diversos legados emancipatorios que se han ido construyendo durante varios
siglos en distintos lugares del planeta, entre los que sobresale el pensamiento
de Marx y sus seguidores más lúcidos, el anarquismo, el ecologismo, el
feminismo, el indigenismo y todo lo que ayude en el propósito de reconstruir
una agenda de lucha contra el capitalismo y el imperialismo. Así mismo, como
nos lo han enseñado los grandes pensadores de nuestra América y de otros
continentes (como José Carlos Mariategui, Antonio Gramsci, George Lukacs), la
reflexión crítica se enriquece en un dialogo fecundo con las ciencias y la
técnica, un intercambio necesario para afrontar la crisis civilizatoria a la
que nos ha conducido el capitalismo y en la cual todos estamos inmersos.
5 Es un pensamiento
que cuestiona la idea optimista de progreso: Tras constatar los costos contradictorios
de la filosofía de progreso, con todo su cortejo de muerte y destrucción, es pertinente
cuestionar al progresismo, en todas sus variantes, y en especial el culto a la tecnociencia,
por todas las implicaciones prácticas que tiene. Hoy, cuando se ha impuesto la
razón instrumental y se ha generalizado el fetichismo de la mercancía que
alienta la lógica irracional de producir para consumir en un círculo vicioso
cada vez más destructivo, se torna urgente problematizar los proyectos progresistas
que se sustentan en el tener sobre el ser, en la cuantificación abstracta
propia de la mercancía despreciando el valor de uso, en la idea de consumir
hasta el hartazgo como sustituto del buen vivir en condiciones dignas.
6 Es un pensamiento
ecologista y antipatriarcal: La destrucción ambiental se ha generalizado en
el planeta, y Colombia no es la excepción, y más ahora con las locomotoras de
la minería y el libre comercio. El ecocidio avanza de manera incontenible al
ritmo de la expansión capitalista por los cinco continentes, como lo demuestran
las cada vez más frecuentes catástrofes sociales, que resultan de la
destrucción de la naturaleza y de la mercantilización de los bienes comunes.
Esto obliga a atender, mediante la reflexión analítica, el estudio de los
límites ambientales del capitalismo y los peligros que eso entraña para grandes
porciones de la población, en primer lugar los más pobres
7 Es un pensamiento
nacionalista e internacionalista a la vez: El capitalismo realimente
existente y sus ideólogos, entre los que sobresalen los neoliberales, se han
encargado de construir un falso dilema: ellos presentándose como los
globalizadores por excelencia, abjuran de todo lo relacionado con lo nacional,
como propio del atraso y de la barbarie. Esto lo han hecho con la finalidad de justificar
la entrega de la soberanía de los países y el regalo de los bienes comunes que
se encuentran en sus territorios, todo a nombre de una pretendida modernización
global. Al mismo tiempo, como respuesta a ese universalismo abstracto, otros
portavoces del capitalismo han suscitado feroces guerras xenófobas en varios
continentes, que han suscitado la xenofobia y la limpieza étnica.
8 Es un pensamiento
anticolonialista y antiimperialista: Por reivindicar lo mejor de lo
nacional y lo mejor del mundo, el pensamiento crítico es, tiene que serlo,
anticolonialista y antiimperialista, porque hoy se ha reforzado el
colonialismo, que había sido seriamente debilitado en la década de 1960 con la
extraordinaria lucha de liberación nacional que adelantaron los pueblos
africanos y asiáticos, cuya gesta hizo gravitar la historia universal entrono a
lo que por entonces se llamaba el Tercer Mundo.
9. Es un pensamiento
que reivindica a los oprimidos de todos los tiempos y a sus luchas: El pensamiento
crítico pretende develar los mecanismos de explotación y opresión en el
presente, apoyándose en una visión histórica en la que emergen los sujetos que
se han rebelado contra las diversas formas de dominación en diversas épocas.
10. Es un
pensamiento comprometido y no meramente contemplativo: Los enormes
problemas que afronta el mundo actual, agravados todavía más en nuestro
continente por la dependencia y servilismo de las clases dominantes, requieren
tanto de una reflexión seria y rigurosa, como del involucramiento de esa
reflexión con los problemas de la gente común y corriente. En pocas palabras,
se trata de que el pensamiento se encarne en sujetos concretos para devenir en
praxis transformadora, a la luz de los problemas específicos que afronta la
mayor parte de la población.
El artículo completo puede ser leído aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario