28 de mayo de 2020

Críticas al modelo pedagógico UNESCO


El presente artículo pretende ser una corta critica a un pensamiento conservador que, establecido en los organismos multilaterales pretende moldear los sistemas educativos de nuestros países periféricos, de acuerdo a la concepción de Wallerstein, hacia el mantenimiento del status quo, es decir el modelo capitalista depredador de la madre tierra.

Me motivó mucho la publicación del colega Pedro Díaz Muñoz el 28 de mayo pasado en Aporrea (https://www.aporrea.org/educacion/a291061.html) con el largo título: La educación encierra un tesoro: Pilares fundamentales en la planificación docente del siglo XXI.  En él, el prof. Diaz Muñoz presenta como un hito de los “más representativos y significativos del pensamiento pedagógico contemporáneo” la estructuración que propone Jacques Delors, para la educación, a través de los cuatro aprendizajes significativos; aprender a ser, aprender a convivir, aprender a hacer y aprender a conocer. ”Presentado ante la UNESCO por la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI” presidida por el mencionado personaje.

En mis inicios en Fe y Alegría, por el principio del Siglo XXI y por influencia de los mismos organismos multilaterales, ya se entrenaba a los docente para planificar desde esta perspectiva multifocal, la cual obliga a ver al estudiante no sólo como un ser humano al cual hay que enseñar, es decir, que aprenda a conocer, sino que se debía planificar para la convivencia fraterna, para el conocimiento de si mismo y para la transformación de nuestro entorno. Por lo tanto puedo decir que esta metodología no es ajena a mi ejercicio docente.

Citando a Delors, el profesor Díaz Muñoz, presenta esta estructura de la educación como una propuesta “que en primera instancia pretender humanizar el proceso educativo, hacerlo más sensible, más sociable; donde el centro de todo accionar rebase solo la mera transmisión de saberes y se anteponga a la constitución de sujetos con elevada pertinencia hacia el entorno al cual pertenece… Una educación para el Siglo XXI.”

Y es precisamente sobre esta idea que nuestra experiencia ya mencionada, me obliga a comentar que la formación de la subjetividad hacia la constitución de sujetos con alta pertinencia hacia su entorno, no nos asegura que este sujeto ya formado, podrá transformar dicho entorno en una mejor sociedad, mas humana y en armonia con la madre tierra. ¿Estamos o no de acuerdo en que este sistema, nos lleva inexorablemente a la destrucción de nosotros mismos como sociedad? ¿Es que acaso la Pandemia, en parte, no nos  está mostrando eso?

El problema que plantea el profesor Díaz Muñoz, el cual es real, es que la planificación debe reseñar “esta simetría de forma compleja y holística” para que “la práctica docente “ deba “tener en todo momento estos pilares,” refiriendose por supuesto a los cuatro aprendizajes ya mencionados.

Esa comprensible y casi idealista que la práctica docente tenga esos pilares de actuación. Como tambien se hace necesario que la planificación los contenga y esto, como ya dijimos, es un problema muy presente en nuestro sistema. Pero ¿como podemos estar seguros de que la planificación de la práctica bajo esos cuatro piilares cumplirá su rol transformador del sujeto hacia el nuevo hombre que necesita este contaminado planeta? Y más aún la aplicación de esa planificación asegura el éxito de una práctica pedagógica revolucionaria y transformadora del entorno? O ¿Será sólo una práctica que permitirá el desarrollo de la subjetividad del estudiante para hacerlos “aceptadores” de su entorno?

El problema parece ir mucho mas allá del hecho planificador. Personalmente creo que es ideológico. Es decir al pensar en mi práctica pedagógica ¿Con cuáles ideas  trato yo de dialogar con el estudiante para formar en él una subjetividad revolucionaria y no capitalista depredadora?

Podremos pasar cien años mas con este “nuevo” Sistema Educativo Bolivariano, pero si no formamos la conciencia política ideológica del nuevo venezolano, la muerte de nuestro proceso de cambios, recien comenzado, se vendrá abajo y con él una de las muchas esperanzas de cambio de la humanidad. 
 
Y en este momento de elecciones, este pensamiento se hace más real ¿Cuántos jóvenes entre 24 y 18 años, los cuales pueden votar pero no han vivido el proceso previo que decantó en la revolución bolivariana, están dispuestos a defender con su voto este proceso? Dura la situación.

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